viernes, 30 de noviembre de 2012

El posible comienzo de mi novela autobiográfica (?)


Todos deben llegar a un momento crucial en su vida en el que no saben en donde carajo están parados, o por que.
Ese momento de mierda en el que todo se vuelve una incógnita: Tu origen, tu ideología, tus amigos, tu novio, tu sexualidad, tu carrera, tu futuro... 
Básicamente: todo lo que sos.
Se que ahora soy una nada, no llego ni a ser el principio de una oruga por convertirse en mariposa. Ni la hoja que sostiene a la oruga. Ni nada.
No puedo pedirle mas a mi autoestima, y menos en estos días, en los que la lluvia me ha recordado a cada maldito segundo, que mi vida va transformándose lentamente en una cagada.
En una inútil, corriente y aburrida cagada.
La carrera, veamos, que aburrimiento. Me enferma ser tan crédula de Hollywood, y haber pensado toda mi adolescencia que la Universidad iba a ser el escape perfecto lejos de casa, en el que no me costaría estudiar y viviría de fiesta en fiesta, con un buzo de Harvard y una habitación compartida en la que se harían mas fiestas; una fantasía vagamente igual a la Nacional de San Juan, donde había fiestas por doquier de bandas insípidas que decían ser de rock, sin distintivos de nada, mas que de pedorros centros estudiantiles color vomito y unos noventa pelotudos que te veían como una posible amenaza o futura competencia laboral. Si, definitivamente lo que había estado esperando tantos años. 
Mejor afuera que adentro.
En octubre, decidí alejarme para ver las cosas desde otra perspectiva.
Letras me estaba aburriendo, iba a clases por costumbre, para mentirme a mi misma, pretendiendo ser esa universitaria intelectual que sabia mucho de literatura. Estaba en piloto automático. Lo único que adoraba de la facultad era que por primera vez en mi vida, era socia de una biblioteca y podía llevarme los libros que quisiera. Para jamás terminarlos de leer. (a algunos)
Yo y mi manía por dejar las cosas inconclusas: Uno de los defectos propios que mas detesto, pero al mismo tiempo agradezco, porque es algo que me hace saber que si termine algo, es porque verdaderamente me apasiono hacerlo. Un libro, una torta…Un amor.
Fue detestable escuchar las criticas ajenas hacia mi decisión. Cuando comentaba mi abandono de carrera, no era para que alguien opinara al respecto, si no para que supieran que no pensaba seguir haciendo algo que me aburría  que me decepcionaba y sobre todo, que no me apasionaba.
Ojo, eh? Siempre adore leer. Y escribir es lo mas hermoso del mundo, pero si hay otra cosa que adoro es la libertad y no pensaba encerrarme a escribir textos basados en las ideas de Jakobson o Saussure. ¡¿Por qué?! ¿Por qué acoplarme a ese modelo cuando podía escribir sobre lo que se me cantara sin que me bocharan? ¿Por qué seguir reglas para escribir, mas que las de la Diosa Ortografía? Si al final de cuentas, la escritura es solo amor, y en el amor todo se vale.
Seguir ese sistema educativo, era lo mismo que poner mis ideas en un ataúd para después enterrarlo. No way. Era lo mismo que matarme en vida, para que me convirtiera en una de ellas, esas profesoras estiradas que se creían lo mejor del mundo y no eran mas que viejas chotas que hacia mucho que no tenían una alegría.
Siempre me dije que si quería ser odiada, me convertiría en política o profesora. No necesitaba ser mas odiada. Con mi madre ya tenia suficiente. Se escandalizó cuando le dije que iba a abandonar y como siempre, me recalco que si me hubiese metido en la secundaria que ella había elegido para mi, hoy seria una profesional. Oh, si. Definitivamente, ella tiene un concepto de “profesional” muy diferente al mio. No creo que ser una triste profesora de bellas artes, lo sea, y mucho menos en una provincia estructurada en la que mencionar  la palabra arte era como hablar de Lord Voldemort en el mundo de Harry Potter.
Justo ahí es cuando pensaba, que si no viviera en este pueblucho, seria muy feliz, aunque estuviera completamente sola. Nunca le tuve miedo a la soledad, desde chica me acostumbraron a sobrellevarla muy bien.


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