miércoles, 21 de marzo de 2012

De descargas emocionales y otros reclamos...

Tuve la oportunidad de hablarte, pero antes de hacerlo te hubiera pateado tan fuerte en los pocos huevos que tenes y no hubiera sido lo mas adecuado, considerando que había publico, estábamos en plena calle y encima soy tan buena que no te quería dejar mal a vos (ni parecer una loca desquiciada)
En fin, sonreíste cínicamente aclamando:  “Decime lo que me quieras decir, pegame si me tenes que pegar”
Chabon: ¿Nunca vas a hablar en serio en tu puta vida? ¡Ya estas bastante grande!
Y me pedías que te pegue…Oh, Señor, perdona a los hombres que subestiman la fuerza de mi puño cerrado lleno de ira.
Agradece, nene, agradece cada noche que no te hice mierda.
Creo que la razón principal por la que reprimo la catarata de palabras que debería decirle a gente como vos, es que te dolería tanto el ego y me considerarías tan tocada de la cabeza, que irías por el mundo hablando mierdas sobre mi demencia crónica y eso, no esta bueno. O, por lo menos, no ahora, que intento ser alguien insensible y feliz.
De cualquier manera, me hubiera encantado poder decirte “CAGON” y gritártelo reiteradas veces frente a todos, publicártelo en el muro del facebook e incluso mandarte mensajes de texto como para que no te lo olvides.
¿Sabés? A mi, muchas veces la gente me dice que soy una cagona, que no digo lo que siento, y me preguntan para que me tatué “coraje” en la espalda, si no tiene nada que ver conmigo. Incluso, yo también llegué a pensarlo; pero después de conocerte a vos, puedo decir abiertamente que jamás conocí a alguien con tanto miedo a vivir, a arriesgarse y por sobre todas las cosas, a amar.
Me heriste el ego con algunas palabras que deberías haberte guardado, si. Pero también me lo elevaste, cuando me comparé con vos y supe que yo, a pesar de haber conocido a cada imbécil a lo largo de mi juventud, seguí caminando, sin miedo a encontrar el amor, poniendo en venta mi corazón al mejor postor y alquilándolo a pobres cobardes como vos. Sufriendo, también, porque a pesar de no venderlo nunca a nadie que realmente valiera la pena, esos “alquileres” me habian ilusionado mucho.
Y sigo.
Y ya no se si quiera seguir. No por miedo, no por falta de valentía o de coraje. Al menos, me enseñaste que tengo que hablar cuando sienta que debo hacerlo y tengo que arriesgarme sin pensar que puede pasar.
No quiero seguir (por el momento) porque descubrí, que por intentar vender mi corazón, nunca tuve tiempo de curarlo. Nunca le di espacio, nunca le enseñe a sacarle provecho a la soledad, nunca lo hice feliz haciendo algo para MI.
Siempre sentí la necesidad de estar enamorada, con algún chico en la cabeza, con alguna ilusión pendiente, y nunca me preocupe por AMARME a mi misma.
Posiblemente esa sea la razón de mi vulnerabilidad a las cosas que se disfrazan de un verdadero amor: No haberme sentado a pensar que es lo que realmente necesito, que es lo que lograría completarme, que es lo que me haría feliz.
Tal vez, por eso también, me conformo con cosas fáciles, y dejo entrar en mi vida a gente que no se lo merece.
Y no es que no este abierta al amor, sino que el problema es que estoy demasiado abierta al amor. O eso creo.
El beso de cierre, fue perfecto y fue triste que me juraras por Dios que no iba a volver a pasar, mientras yo pensaba que te podría haber partido la boca en ese instante. (En realidad, creo que vas a irte al infierno, porque para mi , tarde o temprano, va a volver a pasar, no se por que te lo digo)
No estoy enojada con vos, aunque ya te marqué como de mi propiedad, y me moriría si te veo con otra…
Si, soy muy celosa.
Voy a intentar mantener la distancia, intentando ser tu amiga, pero ahora sin derecho a nada.
Gracias, tonto Acuario, por ser otro curso corto (muy corto) de lecciones de vida.
Estuvo bueno, que se yo.

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