Tuve la oportunidad de hablarte, pero antes de hacerlo te hubiera
pateado tan fuerte en los pocos huevos que tenes y no hubiera sido lo
mas adecuado, considerando que había publico, estábamos en plena calle
y encima soy tan buena que no te quería dejar mal a vos (ni parecer una
loca desquiciada)
En fin, sonreíste cínicamente aclamando: “Decime lo que me quieras decir, pegame si me tenes que pegar”
Chabon: ¿Nunca vas a hablar en serio en tu puta vida? ¡Ya estas bastante grande!
Y me pedías que te pegue…Oh, Señor, perdona a los hombres que subestiman la fuerza de mi puño cerrado lleno de ira.
Agradece, nene, agradece cada noche que no te hice mierda.
Creo que la razón principal por la que reprimo la catarata de
palabras que debería decirle a gente como vos, es que te dolería tanto
el ego y me considerarías tan tocada de la cabeza, que irías por el
mundo hablando mierdas sobre mi demencia crónica y eso, no esta bueno.
O, por lo menos, no ahora, que intento ser alguien insensible y feliz.
De cualquier manera, me hubiera encantado poder decirte “CAGON” y
gritártelo reiteradas veces frente a todos, publicártelo en el muro del
facebook e incluso mandarte mensajes de texto como para que no te lo
olvides.
¿Sabés? A mi, muchas veces la gente me dice que soy una cagona, que
no digo lo que siento, y me preguntan para que me tatué “coraje” en la
espalda, si no tiene nada que ver conmigo. Incluso, yo también llegué a
pensarlo; pero después de conocerte a vos, puedo decir abiertamente que
jamás conocí a alguien con tanto miedo a vivir, a arriesgarse y por
sobre todas las cosas, a amar.
Me heriste el ego con algunas palabras que deberías haberte
guardado, si. Pero también me lo elevaste, cuando me comparé con vos y
supe que yo, a pesar de haber conocido a cada imbécil a lo largo de mi
juventud, seguí caminando, sin miedo a encontrar el amor, poniendo en
venta mi corazón al mejor postor y alquilándolo a pobres cobardes como
vos. Sufriendo, también, porque a pesar de no venderlo nunca a nadie
que realmente valiera la pena, esos “alquileres” me habian ilusionado
mucho.
Y sigo.
Y ya no se si quiera seguir. No por miedo, no por falta de valentía o de coraje. Al menos, me enseñaste que tengo que hablar cuando sienta que debo hacerlo y tengo que arriesgarme sin pensar que puede pasar.
No quiero seguir (por el momento) porque descubrí, que por intentar
vender mi corazón, nunca tuve tiempo de curarlo. Nunca le di espacio,
nunca le enseñe a sacarle provecho a la soledad, nunca lo hice feliz
haciendo algo para MI.
Siempre sentí la necesidad de estar enamorada, con algún chico en la
cabeza, con alguna ilusión pendiente, y nunca me preocupe por AMARME a
mi misma.
Posiblemente esa sea la razón de mi vulnerabilidad a las cosas que
se disfrazan de un verdadero amor: No haberme sentado a pensar que es
lo que realmente necesito, que es lo que lograría completarme, que es
lo que me haría feliz.
Tal vez, por eso también, me conformo con cosas fáciles, y dejo entrar en mi vida a gente que no se lo merece.
Y no es que no este abierta al amor, sino que el problema es que estoy demasiado abierta al amor. O eso creo.
El beso de cierre, fue perfecto y fue triste que me juraras por Dios
que no iba a volver a pasar, mientras yo pensaba que te podría haber
partido la boca en ese instante. (En realidad, creo que vas a irte al
infierno, porque para mi , tarde o temprano, va a volver a pasar, no se
por que te lo digo)
No estoy enojada con vos, aunque ya te marqué como de mi propiedad, y me moriría si te veo con otra…
Si, soy muy celosa.
Voy a intentar mantener la distancia, intentando ser tu amiga, pero ahora sin derecho a nada.
Gracias, tonto Acuario, por ser otro curso corto (muy corto) de lecciones de vida.
Estuvo bueno, que se yo.
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